Susurros en los alto, árboles durmiendo al sol, pájaros que vuelan bañándose al atardecer. Las sirenas patrullan el asfalto, los silencios hablan claro desde sus atalayas.
Miramos desde el cristal abriendo la puerta trasera, golpeada por etiquetas a la que cierra la llave de los despidos.
En los pasillos blancos caen muchas hojas, los grifos enmudecen ante la distancia.
Lo invisible inicia la función dejando al descubierto las paraetas inicuas, las enfermas estructuras del bienestar. Hay demasiados enchufes atando la corriente.
En esta contienda cada día construimos el mañana.